lunes, octubre 30, 2006

Hijo





Porque estás vacío de temores,
de tristezas,
de abismos vacío.
Vacío de estupores.

Eres todo verano,
pero los inviernos llegarán.
Y cuando lleguen implacables los fríos
-llegarán-
y mires de frente a la ventisca,
yo querré vendar tus destrozados pies,
y no podré.
Querré serenar tu respiración,
y no sabré.
Querré arrastrarte a mi calor,
y no estaré.

Que a ti mismo te bastes.
A mí siempre me tienes.


Asun Monsalve
Junio de 2006

Recital en el Ateneo de La Calzada


Armando, Asun, Manuel y Carmen


Ocho de la tarde del viernes 27 de octubre de 2006. Gracias a todos los que estuvisteis arropándonos en el Ateneo. Era tan enorme ese salón de actos...También a los que no pudisteis estar con nosotros a esa hora. Nos acordamos de vosotros antes, durante... y en la cañita del final. El salón era demasiado grande. Desde luego sí para un recital de poesía, pero el calorcito llegaba. Llegaba sobre todo de la parte derecha del salón. Gracias. Espero que tanto nuestros poemas como, sobre todo, las canciones de Víctor consiguieran llenar ese espacio. Por cierto, Víctor nos regaló alguna primicia aunque aún no sabemos el título.

Víctor

(Las fotos las hizo mi hijo Fernando)

martes, octubre 24, 2006

Recital fin de octubre

Me apetece contaros que el próximo viernes, día 27, a las 8 de la tarde varios poetas amigos leeremos poemas en el Ateneo de la Calzada, en Gijón. Manuel (de Puntos subversivos), Armando (de Poegia), Carmen y yo (de Encadenados). Nos acompañará con sus canciones y su guitarra Víctor (también de Encadenados). Nosotros nos lo pasaremos bien, seguro, pero me gustaría invitaros, veros por allí.














Arena de la playa de San Lorenzo (Gijón)

Quédate algún instante en mi vida

No te acerques para doler,
pero si dueles
poco importa.
Acércate.

No te acerques con temor,
pero si temes
ven
y enséñame el temblor de tus palabras.

Y si vienes con preguntas,
hazlas
y después pronúnciame.

Ofréceme un pequeño baño en tu luz
y veré cómo las espigas
sobreviven en la nieve.

Pon tu breve tacto sobre mí
y observa cómo crecen mis alas.
Porque mientras tu luz anida en mí
la noche escapa de mis esquinas.

Si tú vienes con tu voz de agua, pasa.
Pasa
y quédate algún instante en mi vida.


Asun Monsalve
julio de 2006

viernes, octubre 20, 2006

Destrucciones

Destrucciones cotidianas, civilizadas. En las que siempre alguién pega más fuerte; más que en un combate de boxeo. Y alguien, siempre, pierde.

La foto está tomada de gancedo.eldoblondeoro.net



Destrucciones sin batalla

Siente que le falta el aire.
Oye jadeos
y no sabe si están en su garganta
o en la de su oponente.
Observa atento.
Descuida la postura y
siente una buena derecha en la mejilla.

Gira la cara y ve otra parte del mundo.
Se gira y golpea,
y se agacha... y se inclina.
No encuentra el orden, improvisa.

Mueve la cabeza, el pensamiento.
Repasa y recoloca los golpes.
Sin dolor,
como quien vuelve a su lugar
después de equivocarse de trayectoria.

Alguien le lanza unas palabras
como un mordedor de perro
que te ofrecen para tranquilizarte.
Pero él siente en su rostro
cómo la hoz corta la espiga.

Las rodillas se le doblan.
La vista se le nubla.
Ya está.
No hay bálsamo.
Perdido.
Otro combate más. Perdido.



Asun Monsalve
Agosto 2006

viernes, octubre 06, 2006

Azar















Playa de San Lorenzo (Gijón)

Cuánto de nuestra vida lleva tu marca
y qué pocos aceptamos el poder de tu nombre,
los significados de tus esquinas,
las brechas de tu cincel.
Porque todos son tus dominios,
todos,
y a tus extrañas leyes,
sin saberlo,
sucumbimos.

Te reconozco, azar,
en los soportales de la Plaza Real,
en aquella biblioteca casi vacía,
en aquel viaje en tren que quería ser huída
y se convirtió en tantas cosas.
Nos hemos encontrado en aquella casa vieja y con jardín.

Me esperabas sonriente, azar,
aquel día de nieve
y feroz este último invierno.

Alguna de estas últimas noches
te acercaste lento como el sueño.
Apareciste, azar,
en un vaso compartido en aquel bar,
en aquella palabra, en aquella canción.

Te cruzaste como un río crecido.

No puedo verte,
ni preverte,
ni esperarte,
ni llamarte.
Me haces y me tejes,
trenzas mis días y decides mis noches.
Te enredas en mis tobillos, azar.
Estás y eres.
Invisible e ineludible.

Asun Monsalve
agosto de 2006

lunes, octubre 02, 2006

Poesía en el paisaje

1 de octubre de 2006

El Jardín Botánico de Gijón ofrece este año una nueva iniciativa para llevar a cabo todos los domingos de otoño: Leer el paisaje. Este programa ofrecerá a los visitantes, con la entrada, la prensa del día junto con el suplemento dominical y una consumición en la cafetería. Se trata de disfrutar de la calma, del paseo, de la prensa, del café, de la compañía o de la soledad... del sol o de la lluvia. Se trata de disfrutar.

Además de este fantástico aliciente, los primeros domingos de cada mes del otoño (1 de octubre, 5 de noviembre y 3 de diciembre) los visitantes podrán disfrutar de lecturas poéticas a cargo del grupo Encadenados. El primero de estos domingos, siete miembros del grupo leimos poemas. Berna, Maypi, Alberto, Pipo y Carmen leyeron sus propios textos, mientras que José Ramón y yo recitamos poemas de dos poetas consagrados, aunque muy diferentes: Charles Bukowsky y Ángel González. El cantautor Víctor Álvarez (nuestro cantautor favorito) interpretó cinco de sus temas acompañado por su guitarra. También el sol nos acompañó con un poco de exceso, pero fue bienvenido.
Quiero dejar plasmada aquí mi admiración por Ángel González, poeta al que tuve el placer de recitar este pasado domingo en un lugar tan fantástico como el Jardín Botánico de Gijón.
Gracias a los que nos escuchasteis. Gracias por estar.

Grupo de poesía Encadenados. La foto la hizo mi hijo Fernando


Qué maravilla que existas Ángel

Intenté presentar de forma breve al poeta Ángel González (nuestro amable público llevaba 45 minutos escuchándonos a pleno sol; no conviene abusar, de ahí lo de breve). Sé que la palabra presentación no era la más adecuada para hablar de Ángel González en esta tierra. Porque Ángel es un poeta conocidísimo y queridísimo en Asturias. Simplemente recordé que nació en Oviedo en 1925, que acaba de cumplir -este verano- 81 años y que hoy es uno de los poetas vivos más leídos, si no el más leído.

Pero no quise hacer un resumen de su biografía. Quise acercarme a la obra de Ángel González recordando el modo como él explica por qué comienza a escribir poesía, por qué le resultó más fácil que a otros hacerlo.

Es la dureza de la vida, una dureza vivida prematuramente, la que le acostumbra a quejarse en voz baja, a maldecir para sus adentros, a restaurar -a veces sólo con palabras- las ilusiones que le son sistemáticamente pisoteadas.

Es esa dura vida la que le adiestra en el uso ambiguo de las palabras, en el uso de la ironía (tan característica en él). Es esa dura vida la que le enseña a utilizar la metáfora, la metonimia, la reticencia... Por tanto, como él mismo cuenta, acabó escribiendo poesía para aprovechar todo este aprendizaje, este bagaje vital; para utilizar esas habilidades, esas destrezas adquiridas por el mero hecho de vivir.

Sin embargo, él nos dice que hubiera preferido ser cantautor. Cantautor de boleros sentimentales. Bueno... no sabemos qué tal lo hubiera hecho como cantautor, pero hoy somos muchos los que nos alegramos -y mucho- de que eligiera dedicarse a la poesía, que se dedicara a trabajar con las palabras, a disfrutar con ellas y también a sufrir junto a ellas. A crear magia y belleza para que otros, otros muchos, nos sintamos tan bien y tan privilegiados pudiendo disfrutarlas. Gracias Ángel por dejarte sentir.
Los poemas que elegí compartir con quienes nos acompañaron esa maravillosa mañana de domingo fueron Carta sin despedida, Versos amebeos (I) y Siempre lo que quieras.

Ángel está encantado con la elección.

La foto la hizo mi hijo Fernando y corresponde a un escondido rincón del Jardín Botánico