domingo, marzo 25, 2007

Este poema no puede esperar

Creo que éste es el poema más urgente que nunca he escrito. Debe llegar pronto a destino. Es el mejor modo que tengo para abrazar, en la distancia, a alguien que está tiritando.


Ya han llegado los somormujos

Ya han llegado los somormujos y tú entristeces.
Te encuentro con el alma tiritando,
tragando peces a contraescama, bebiendo barro.

Cuando se desatan estampidas,
cuando se desencadenan aludes en el alma,
quizás sea oportuno estar un tiempo bajo el agua,
entrar en trance, completar el círculo,
oír el ruido de tu propia garganta.

No sé si hoy sabría bucear tu mirada.
Han pasado muchas lunas asombradas.
Ese día tú me explicabas por qué giran los derviches.
Te recuerdo.
Nunca es lejos contigo.

Ahora que tú entristeces
danzan y se aparean los somormujos.
Perder es previsible.
La vida es tan larga...

Fotos: Somormujo lavanco (www.damisela.com ) y

Detalles de la casa Batlló en Barcelona ( marzo de 2006 contigo)

martes, marzo 20, 2007

Reversibles

El recital de este mes en el café Trisquel (jueves día 29) gira en torno a los juegos de luces y sombras. Yo he enfocado el encargo desde la idea del cambio, de los contrastes circulares, de los ciclos. Ésos que organizan el Universo, la Naturaleza y también nuestro interior. Ese péndulo interno que nos lleva de la felicidad a la tristeza, de la dicha a la desazón, de las luces a las sombras en un movimiento de vaivén bastante impredecible.
Por ahora esto es lo que hay. Seguimos trabajando.

La foto está hecha en la playa de Luanco.

Reversibles

Camino agotándome y reviviendo,
renaciendo de mis brotes, de mis yemas y mis ruinas
en este invierno suave, que me acoge.

Hurgando en los escombros supe que la vida quema
y que el quejido de hoy puede mudar mañana en primavera
cuando una leve dicha asome y pida voz, y vida.
Y espacio pida.

Mírame hasta el fondo
bailando con la suerte, bailando con la ruina.
Porque la euforia y la melancolía
pasan juntas muchos días.

Abres el día con la frente bendecida por el sol,
amanecida,
y si nieva por la noche
se te tapian las salidas.

Solos, a tientas ante un cerco de sombras.
Bailando con la suerte, bailando con la ruina.
Siguiendo el paso que va marcando la vida.


Marzo de 2007

lunes, marzo 12, 2007

Ella, la felicidad


Las fotos corresponden al recital en la sala de Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Gijón, el pasado mes de febrero. Están hechas por Fer, nuestro fotógrafo en nómina.

Después de un montón de problemas con la nueva versión de Blogger he encontrado la manera de colgar de nuevo mis entradas y volver a hacer visitas con comentarios.
El poema que dejo tiene como pretexto y punto de partida un verso, o mejor dicho, un fragmento de un verso que Gabriel Celaya (1911-1991) repite a modo de estribillo en su poema Momentos felices. El verso de partida para construir este poema ha sido “no es la felicidad...”


Ella, la felicidad
Una noche, al regresar a mi casa,
me encontré con la sorpresa de quererte.
Cociné sin tino manjares confitados,
corté tiras con ternura, hice mezclas,
bebí al viento, vestí de solidez esta locura.
Caíste sobre mí como la ginebra
sobre el hielo sediento
que se asusta y se estremece sin cordura.
¿No es la felicidad esto que tengo?


Cuando sin caer aún en el sueño él despierta
y sus leves e infantiles pasos
me buscan asustados,
yo me dejo arrastrar hasta su espacio,
buceo en la cisura de sus miedos,
me entretengo con su pelo,
paseo su espalda con mis yemas
y me sacio.
Y él respira lento, a salvo, en su nueva armadura.
¿No es la felicidad lo que tengo entre los dedos?

Ella está allí, diluida en tu cerebro
en el lugar recóndito de todo comienzo
como una niña escondida esperando ser hallada,
huidiza y volátil como el aceite de enebro.

¿No es la felicidad lo que no vemos y perdemos?

marzo de 2007