martes, julio 18, 2006

Versos a pulmón




















Viernes catorce de julio. Es la 1:00 y en la carpa del encuentro de la Semana Negra esperamos que comience el recital de poesía en el que leerán sus poemas Ángel González, Luis García Montero, Joan Margarit (¡qué bien recita el condenado!) y Benjamín Prado. A ellos se sumó -fuera de programa- Miguel Ríos que leyó poemas de Ángel y cantó alguna de sus canciones.
Habíamos cogido primera fila, pero terminamos apareciendo en la segunda, por detrás, ya se sabe, de otros mucho más VIP que nosotros. A mí concretamente me tocó delante la espalda de Almudena Grandes y tan cerca la tenía, que me tapaba simultáneamente el cuerpo de su marido y el de Ángel.
Yo daría algo -no sé muy bien qué, pero algo- por observar qué hubiera ocurrido si cualquiera de ellos, cualquiera, pongamos por ejemplo, Luis García Montero, hubiera leído -intercalado entre sus poemas y, claro está, sin advertir al público- algún poema ajeno. Imaginemos: cualquier poema de los que nosotros (El Grupo de poesía Encadenados) leímos unos días antes en la carpa de Radio Kras. Pongamos, por ejemplo, que hubiesen leído uno de mis poemas (¡menudo honor!). ¿Qué creéis que hubiese ocurrido? ¿El público notaría la evidente y objetiva diferencia de calidad? ¿Aplaudiría el público con la misma entrega, con el convencimiento de que se aplaude algo realmente valioso? Yo, perdonad la inmodestia, creo que sí, que todos -o casi todos- habríamos aplaudido del mismo modo. Y es que nuestros prejuicios funcionan maravillosamente bien y por algo se llaman como se llaman.

3 Comments:

Blogger gaia56 said...

Ah, los prejuicios... eres dura con ellos.
Yo creo que el poeta cuando siente lo que lee hace vibrar a quien le escucha, independientemente que sea suyo o de otro.

10:05 p. m.  
Blogger ágatas, cueros y cristales said...

Qué bien tenerte siempre paseando por nuestros lugares Gaia. Las primeras entradas a mi blog, primeros regalos. No sé cómo lo haces. ¿Has visto? tú nos enseñas y en menos de 24 horas volando solitos...
Ya te lo he dicho en otra ocasión: lo intuí desde el primer momento, y lo he ido confirmando cada día: eres maravillosa.

11:24 p. m.  
Blogger ana martinez said...

El tema que has expuesto en este post, es jugoso, muy jugoso. Pero también engañoso, porque la pescadilla siempre acaba mordiéndose la cola.
Como tú misma dices, los prejuicios funcionan bien y ahí radica el problema: no deberían existir. Nadie debe tener un juicio previo antes de ver o escuchar algo por vez primera.
Otra consideración a tener en cuenta son los factores que condicionan este tipo de "espectáculos". En general, siempre acude el mismo tipo de gente. Gente interesada en la literatura y por ende en la poesía. Y... siempre, siempre aplauden todo.
Y por último, personalizando un poco este comentario, yo hubiese tenido en cuenta otros detalles. La poesía de Angel González me atrapa y su voz declamante es maravillosa (con whisky, con años o con tartamudeos, me da igual); pero deberían prohibir a Luis García Montero leer sus poemas (su voz de nariz constipada de aire acondicionado estropea una poesía de por sí espléndida: yo creo que no le hubiese aplaudido, jeje); y por fin, habría que ponerle un pero a Margarit: no conozco demasiado su poesía (media docena de poemas, poco más) pero me resulta de un histrionismo exagerado; parece un monologuista de pueblo echando una función (no quisiera ensañarme con él pero es lo que siento).
En fin, que este tema nos daría para una tarde entera y me encanta que lo hayas expuesto aquí en tu blog que tiene buenos augurios con este comienzo.

ENHORABUENA.

9:32 a. m.  

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