sábado, julio 22, 2006












Días como noches


Hay días en que la noche
se introduce por los poros de tu vida.
Te espera tras la cortina.
Muda, inevitable, limpia.
Y consigue extraviarte,
verte estéril,
deformarte.
Todo parece una gruta
cuando te encuentra la noche.

Se esparce sobre tus sábanas,
se resbala por tu insomnio,
se te mete entre las uñas,
por los bordes de los ojos.
Te recorre, te penetra, te revienta.
No quiere hoy dejarte solo.

Reptando por las palabras,
lamiendo tus cuatro esquinas,
paseando por tus manos,
tus papeles,
por tus risas.
Como si todo su abrazo
valiera por cuatro vidas,
todo se vuelve ceniza
cuando te alcanza la noche.

Deformando tu mirada,
ampliando proporciones,
dilatando las entrañas,
el vacío,
los rincones.
Y tú sin pedir ayuda
cuando te atrapa la noche,
como si todo esperara
mucho más allá del norte.

Y todo se vuelve ausencia
en los días como noches.

Asun Monsalve
marzo de 2006

miércoles, julio 19, 2006

Éste es un poema dedicado a esas zonas oscuras de la mente, esas zonas de tinieblas en las que todos a veces entramos y en las que algunos se quedan definitivamente.



Esperando al delirio

También hoy presintió la llegada del delirio.

Había oído decir, en algún corrillo,
que cuando el delirio se acerca y viene de frente,
hay que buscar un lugar donde apoyar la espalda
y apretar bien los dientes.

Pero esta vez le pilló sentado,
acodado en una mesa cualquiera
de cualquier lugar desmantelado, nocturno y oscuro.
Medio vaso derramado, el tedio en las venas.

Su cerebro apremiándole impaciente,
acercándole al precipicio,
sentándole frente a frente con sus fantasmas.
Monstruos sin identificar que,
a dentelladas, van destruyendo sus recuerdos
hasta hacerlos tan fríos que parecen ajenos.

El pensamiento alterado, perdidas las riendas,
mezclando, como un trilero, lo real y lo que no lo es.
Estás pillado, compañero, te dijeron ayer. Perdido.

Y entendió, con la intensidad de un relámpago,
que esa noche,
a partir de esa precisa noche,
todo sería diferente.

Porque otros días,
mucho más pronto que hoy,
el pensamiento turbio se diluye,
la alucinación se desdibuja,
el delirio deja paso a lo cabal.
Porque otras noches, a estas horas,
las serpientes consiguen ser sólo serpientes.

Parecía un buen hombre,
pero no lo era.
Podría haber esperado cuatro minutos más
apoyado en aquella pared,
pero no lo hizo.
Y eso cambió su destino.

Él no lo sabía, pero era ya un cadáver
completamente muerto.

Asun Monsalve

julio de 2006








martes, julio 18, 2006

Versos a pulmón




















Viernes catorce de julio. Es la 1:00 y en la carpa del encuentro de la Semana Negra esperamos que comience el recital de poesía en el que leerán sus poemas Ángel González, Luis García Montero, Joan Margarit (¡qué bien recita el condenado!) y Benjamín Prado. A ellos se sumó -fuera de programa- Miguel Ríos que leyó poemas de Ángel y cantó alguna de sus canciones.
Habíamos cogido primera fila, pero terminamos apareciendo en la segunda, por detrás, ya se sabe, de otros mucho más VIP que nosotros. A mí concretamente me tocó delante la espalda de Almudena Grandes y tan cerca la tenía, que me tapaba simultáneamente el cuerpo de su marido y el de Ángel.
Yo daría algo -no sé muy bien qué, pero algo- por observar qué hubiera ocurrido si cualquiera de ellos, cualquiera, pongamos por ejemplo, Luis García Montero, hubiera leído -intercalado entre sus poemas y, claro está, sin advertir al público- algún poema ajeno. Imaginemos: cualquier poema de los que nosotros (El Grupo de poesía Encadenados) leímos unos días antes en la carpa de Radio Kras. Pongamos, por ejemplo, que hubiesen leído uno de mis poemas (¡menudo honor!). ¿Qué creéis que hubiese ocurrido? ¿El público notaría la evidente y objetiva diferencia de calidad? ¿Aplaudiría el público con la misma entrega, con el convencimiento de que se aplaude algo realmente valioso? Yo, perdonad la inmodestia, creo que sí, que todos -o casi todos- habríamos aplaudido del mismo modo. Y es que nuestros prejuicios funcionan maravillosamente bien y por algo se llaman como se llaman.

lunes, julio 17, 2006

Hoy es el inicio




Diez de julio en la Semana Negra de Gijón. Son las 22:30 en la carpa de Radio Kras. Encadenados, un grupo de poetas amigos comienza a recitar deseos, realidades, temores, injusticias, sueños ... Víctor también recita cantando sus letras. Nos sentimos acompañados por conocidos y muchos desconocidos que al pasar oyen voces con palabras sin prisa. Algunos se quedan, respetuosamente, a escuchar una canción, uno o dos poemas. Otros se quedan más. Antes, después y alrededor, mucha noche, mucho disfrute compartido y mucha complicidad.
Gracias a todos los que compartisteis con nosotros ese momento.Gracias a Radio Kras, por ofrecernos la posibilidad.
La foto se la debo a Gaia56